Las rutinas en el golf


Se ha escrito ya acerca de todas las posibles aplicaciones que las estrategias psicológicas básicas (técnicas de control de la activación, atención, práctica imaginada y el auto-dialogo interno) pueden tener en el golf. Por otro lado, estas estrategias han sido descritas bajo dos premisas fundamentales: la adaptación al golf y la individualización en su entrenamiento y aplicación en competiciones.

Ahora es el momento de utilizarlas para dar consistencia a nuestro juego, es decir, acoplar todo lo que hemos estado describiendo de manera que consigamos una “estabilidad” en nuestro rendimiento. Aunque es muy importante no olvidar que siempre tendremos momentos mejores y perores en nuestro juego, incluso cuando estemos jugando nuestra mejor partida.

“La base de la consistencia es una sólida rutina previa al golpe”, Bob Rotella. Este psicólogo deportivo estadounidense, especialista en el deporte del golf, tras trabajar con muchos profesionales (Tom Kite, Nick Price, Pat Bradley, Brad Faxon o Seve Ballesteros) llega a concluir que en muchísimos casos ocurren determinados eventos durante el “previo” al golpe que acaban por influir negativamente en el resultado del mismo.

Estar todo el partido con una intensidad atencional elevada seria agotador y poco efectivo, sin embargo, sí es fundamental estarlo en los momentos previos al golpe. Y ahí es donde la rutina cumple su función. José Manuel Beirán, también psicólogo deportivo especializado en golf, define la rutina como “unas series de acciones físicas automatizadas, acciones mentales y decisiones que permiten preparar el cuerpo y la mente para realizar un golpe. Lo que buscamos es realizar el golpe con la suficiente confianza, sin dudas, sin pensamientos sobre el swing y centrados solamente en el golpe presente”. Por lo tanto, el objetivo es realizar una serie de acciones previas al golpe que se encuentren entrenadas, suficientemente automatizadas para ponerlas en práctica antes de cada golpe y en los momentos de mayor presión (ante un golpe ganador, por ejemplo).

Cada jugador suele tener una rutina establecida donde desde fuera podemos observar que realiza siempre los mismos movimientos (primero analiza el golpe, luego coge el palo, hace algún swing de calentamiento, etc.). Pero incluso hay jugadores que no repiten los mismos pasos en todos los golpes y hay golpes en los que los cambian. Lo importante para que una rutina sea consistente no es realizar siempre los mismos pasos, sino la estabilidad mental que esa rutina le permite al jugador antes del golpe.

Por otro lado, es interesante que las rutinas no sean muy largas y complejas, más bien todo lo contrario, cortas y sencillas. De esta forma, se facilita su puesta en marcha en los momentos de mayor dificultad del juego. Con la ayuda del profesional o el propio jugador se deben establecer los pasos físicos de las rutinas, mientras que el psicólogo podrá ayudar con la parte mental.

Para poder aclarar mejor todo lo anterior, vamos a confeccionar una rutina de ejemplo.

Gesto de arranque

Aunque no todos los jugadores comienzan por este punto, quizás si es conveniente utilizarlo en aquellos que van a construir por primera vez una rutina. Simplemente, indica al jugador que debe preparar su atención para el golpe (cuando levante la marca de su bola en el green, al encontrar la bola después del golpe en el tee de salida, al colocar el tee en el tee de salida).

Analizar las condiciones del golpe

Ahora es el momento de ver la distancia que se quiere conseguir, el viento, la trayectoria de la bola y el palo adecuado. En definitiva, analizar las circunstancias que rodean al golpe. Lo importante es dirigirse a la bola con la sensación de tener el palo adecuado, de lo contrario es mejor comenzar de nuevo esta fase.

Elección del objetivo

Colocándose al lado de la bola o detrás de la misma se selecciona el objetivo. Aquí también cada jugador tiene una forma de apuntar: seleccionando un objetivo pequeño y preciso (la rama de un árbol que parece estar en línea con la bandera), un objetivo menos concreto (hacia la derecha de la calle) o un objetivo intermedio (por encima de la chuleta que hay un poco más delante de nuestra posición). Lo importante es descubrir cual es la nuestra.

Creer en el golpe

Este momento es clave, debe de estar convencido de que la bola va al objetivo. Algunos jugadores visualizan el golpe para asentar su seguridad, otros simplemente están concentrados y saben que la bola va a llegar. Si no lo tiene claro, mejor seleccione otro palo o cambie el objetivo, no le importe volver uno o dos pasos atrás en su rutina. También es importante tener en cuenta su calidad en cuanto al golpe que quiere realizar y que creer en él, no es conseguirlo, pero si es la formar de pensar que aumenta más las posibilidades de conseguir un buen golpe.

Colocarse a la bola y golpear

Ahora puede hacer swing de prácticas, no hacerlos o hacer un número determinado, es una cuestión personal. Pregúntese, cómo se encuentra mejor o qué suele hacer usted. Y después, según Bob Rotella “comienza la parte de más importante de una rutina ejemplar. Es decepcionante lo simple que es: mire el objetivo, mire la bola y haga el swing”. Procure hacerlo al mismo ritmo y sin pausas. Es el momento donde no debe pasar nada por la mente.

Aceptar el resultado

Este paso cierra una buena rutina. Si ha sido un buen golpe, disfrútelo. Si no es así, observe si hay algún fallo en su rutina y soluciónelo. Si es un fallo técnico, imagine el golpe o haga algún swing para rectificar. Si el fallo se repite a lo largo del recorrido de forma constante, espere al campo de prácticas y confíe en el swing que tanto ha entrenado durante el tiempo que dure la partida. De todas formas, siempre habrá algunos golpes que no sean los que esperaba. En estos casos, simplemente vea el siguiente golpe como un nuevo reto. El golf siempre estará poniéndole a prueba.

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