Crimen y Castigo

Dostoievski en 1866 publica una de sus magníficas obras claves titulada Crimen y Castigo. En esta obra se propone una visión de la naturaleza violenta e innata del ser humano como explicación de la violencia. Su protagonista, Raskólnikov, comete un asesinato violento y premeditado sobre una anciana prestamista y lo oculta y justifica durante el desarrollo de la novela atendiendo a diferentes razones. El protagonista anteriormente a su crimen ha escrito un artículo en el cual divide a los hombres en ordinarios y extraordinarios. Los hombres vulgares, para Raskólnikov, deben vivir en la obediencia y no tienen derecho a infringir las leyes, por el hecho mismo de ser vulgares. Pero los extraordinarios tienen derecho a cometer toda suerte de crímenes y a infringir de todas las maneras las leyes, por el hecho mismo de ser extraordinarios. El protagonista lo describe del modo siguiente: “...los individuos, por ley de Naturaleza, divídense , en términos generales , en dos grandes categorías: la inferior (la de los vulgares), es decir, si se me permite la frase, la material, únicamente provechosa para la procreación de semejantes, y aquella otra de los individuos que poseen el don o el talento de decir en su ambiente una palabra nueva...” y continúa “la segunda categoría la componen cuantos infringen las leyes, los destructores o propensos a serlo, a juzgar por sus facultades. Los crímenes de estos tales son, naturalmente relativos y muy diferentes; en su mayor parte exigen, según los más diversos métodos, la destrucción de lo presente en nombre de algo mejor” (Pág. 240).

Siguiendo la temática de este trabajo, consideramos oportuno revisar el libro escrito por Antonio Salas Diario de un Skin. En este libro Antonio Salas, pseudónimo de un famoso periodista de investigación, relata su experiencia de infiltrado en grupos de skin y ultras. Su labor no es tan sólo de grabar y captar a estos grupos radicales, sino también construir una falsa identidad y una personalidad lo suficientemente convincente como para ganarse la confianza de sus iguales y vivir junto a ellos el día a día. Aporta datos interesantes sobre estos grupos y cómo se formaron (tanto el movimiento skin como los grupos ultras de fútbol españoles) que recopiló durante una larga investigación anterior a su infiltración (y durante ella) y narra conversaciones con los ultras que nos pueden ayudar a comprender cómo los propios componentes de estos grupos se describen a sí mismos y a sus ideologías. También presenta documentos de interés para comprender a la ideología ultra y skin, remitiéndonos a los libros Mi lucha de Adolf Hitler, Neonazis en España: de las audiciones wagnerianas a los skinhead de Xavier Casals (1995) y Descenso a los Fascismos de Mariano Sánchez Soler (1998). Junto a esta información presenta algunos documentos visuales de interés para la mejor comprensión como ID Identification que narra la historia de un policía británico que tras infiltrarse en un grupo de hooligans queda convertido y captado hasta llegar a ser uno de los skinhead más violentos o las películas El nacimiento de una nación de D.W. Griffith o The Wall que son películas que inspiran al nacimiento de los grupos neonazis españoles adoptando las simbologías e ideologías que en ellas se presentan.

Antonio Salas describe minuciosamente cómo va percibiendo a cada uno de los “compañeros” que durante este año ha conocido. Por ejemplo, Waffen, joven ultrasur nada tiene que ver con la imagen estereotipara de los skinhead de escasos recursos económicos y bajo nivel cultural. Reside en una de las mejores zonas de Madrid y posee elevados recursos económicos. Los Viking Llobregat se definen a sí mismos como personas normales con tan sólo una diferencia: el amor hacia su tierra, su cultura, su familia y la defensa a ultranza de la clase obrera oprimida, una serie de valores que defiende el nacionalismo.

Relata una de sus experiencias más impactantes del siguiente modo:

“...sentí vértigo al experimentar por primera vez el poder del miedo... de pronto me di cuenta de que una especie de aura invisible nos abría paso, a avanzar en medio de la masa humana que habitualmente desborda una céntrica calle madrileña. Era como si una energía especial, una fuerza irresistible manase de nuestro grupo, haciendo que toda la gente se apartase a nuestro paso. Agachaban la cabeza, apartaban la mirada, algunos incluso cambiaban de acera para evitar cruzarse en nuestro camino. Nuestros cráneos rapados, nuestras cazadoras bomber, nuestras botas militares... todo nuestro aspecto infundía miedo” (Pág. 122)

Antonio Salas, tras vivir esta situación, empieza a comprender por qué cualquier adolescente que haya crecido en una barriada (marginal o acomodada) y que haya sufrido cierta falta de comunicación familiar o incomprensión por parte de amigos, familia, compañeros, etc., es decir, un joven que se haya sentido solo, humillado o desintegrado socialmente, encuentra entre los cabezas rapadas la familia, la manada en la que sentirse a salvo. Describe cómo la situación que se creaba en aquel grupo hacía perder la individualidad, la personalidad, para convertirse en partes de un ente colectivo superior: “Un monstruo violento, temido y feroz que nos otorgaba un poder, un protagonismo que éramos incapaces de lograr por nosotros mismos.” (Pág. 123).

Para leer más sobre este tema consultar el trabajo Hernández Mendo, A. y María Isabel Molina Macías (2010). Un análisis cualitativo de la violencia en el deporte. Lecturas: EF y Deportes. Revista Digital,15(143), abril. http://www.efdeportes.com/efd143/un-analisis-cualitativo-de-la-violencia-en-el-deporte.htm [Consulta: 1 de mayo de 2010].

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