La vergüenza se instala en España

Cuando era pequeño y mi padre me hablaba de la guerra que paso en el frente de Teruel, en Belchite, su voz temblaba con la emoción contenida de las que albergaba su corazón. Cuando recordaba los años de cárcel por “rojo”, por comunista su tono cambiaba, se volvía recio, duro. Murmuraba los paseos que los “fascistas” realizaban en Salamanca y como la guerra había destrozado a la familia.

Hoy los “fascistas” han dado un último paseo. Han condenado al discordante. Siempre me he sentido orgulloso de ser español, de haber participado en la reconquista por la perdida libertad. Pero para mi desaliento, hoy siento vergüenza de pertenecer a un país donde la justicia sigue al servicio de la derecha… ¡qué vergüenza!. Siento en lo más profundo que aquellos que encarcelaron a mi abuelo, a mi padre, a mi tía, que nos privaron de recursos para tener una vida un poco más fácil, hoy se han vuelto a reir de todas sus victimas. León Felipa ya habló sobre la invidencia de la justicia, ese es el problema. Este país se ha quedado sin justicia, sin historia y sin juicio ni criterio… las decisiones sobre Garzón han dejado a este país sin memoria histórica.

La vergüenza y la desazón se instalan en España.

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