Una reflexión sobre la cultura
En el último número de la Revista Iberomericana de Psicología del Ejercicio y el Deporte, escribí una editorial que comenzaba con esta cita: "¿Hubiera debido Rodia
dedicarse a hacer la revolución en lugar de construir
sus torres?." Esta cita pertenece a un magnífico libro titulado Esto no es
música. Introducción al malestar en la cultura de
masas de José Luis Pardo. Y afirmaba que este libro utiliza la portada del
disco de los Beatles titulado Sgto.
Pepper’s Lonely Hearts Club Band –sobradamente conocido- que agrupa a
setenta y un personajes
–algunos muy conocidos como Bob Dylan, Aldous Huxley,
Dylan Thomas o Albert Einstein- y otros totalmente desconocidos como Simón
Rodia. A partir de la identificación de los personajes, y siguiendo los cortes
del testamento musical de los Beatles, Abbey
Road, analiza la cultura pop, sin intenciones reduccionistas, analizando
las influencias que la generaron y las que genero. En ese análisis se detiene
en la persona que ocupa el puesto catorce (comenzando por la fila del fondo, de
izquierda a derecha), entre Hunz Hall[1] y Bob Dylan. Simón Rodia es un inmigrante
italiano que llega a Estados Unidos en 1891 y en 1921 (año del premio Nobel de
Einstein) tras adquirir un trozo de tierra en Watts (famosa después por los
disturbios raciales) – al sur de Los Ángeles- comenzó a construir durante
treinta y tres años, nueve esculturas, algunas de mas de once metros[2]. En la cita inicial, José Luis Pardo se
pregunta sobre la legitimidad moral de construir unas torres aparentemente sin
utilidad alguna –pero objetivo vital de su autor- o hacer la revolución. Para acabar afirmando que, al
igual que Rodia, RIPED, en esta época de crisis y recortes, está decidida a
seguir colaborando en la construcción del conocimiento, en un momento donde el
Gobierno ha decidido hipotecar el futuro de este país recortando los
presupuestos de I+D+i.
Con la nueva ley de educación y los recortes en I+D+i, cabe preguntarse ¿cuál es el futuro del país?, ¿cual es el futuro de nuestros jóvenes investigadores?.
[2] Estas
esculturas son conocidos en los libros de arquitectura y urbanismo como The Watts Towers, aunque Simón Rodia los
había bautizado como “Nuestro Pueblo”.
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